Inicio Opinión Bullying, asesinato de la infancia

Todos hemos oído hablar ya del bullying o acoso escolar, pero, ¿alguien se ha parado a pensar en las consecuencias que tendrá para ese niño/a en un futuro?, ¿o sólo nos centramos en las soluciones a corto/medio plazo? Bien, no quiero desacreditar a los profesionales que tratan estos temas, pero en algunos casos el abuso es tan fuerte y continuado, que la persona nunca llegará a ser totalmente “normal”. Al igual que las torturas físicas, las cuales también se producen, la tortura psicológica es tal, que en un futuro sus relaciones con los demás no serán fáciles. En algunos casos de los que tengo constancia y también en mi caso como víctima, la desconfianza y la visión de que todo el mundo quiere hacerte daño, en algunos momentos de la vida llega a niveles de casi paranoia. No es algo que se olvide tan fácilmente como algunos creen, sobre todo cuando de pequeño escuchabas que los profesores les decían a tus padres, “Son cosas de niños” o “no sé qué pasó, si… se porta bien siempre.”

La sociedad, hasta hace poco tiempo, no sabía que eso era algo malo, lo tomaban como algo normal o como jugarretas entre niños. Yo y otros como yo lo ven como una tortura, cuando en teoría te estás formando como persona. Pero el que otros, por ser diferente o simplemente por no caerles en gracia, te arruinan esa etapa de tu vida y en algunos casos, las siguientes.

Me gustaría que el profesorado, las direcciones de los centros y sobre todo los padres, tuvieran obligación de dar parte de estos sucesos y tomar las medidas oportunas contra los “abusones”, que no tenga que ser la víctima que tenga que cambiar de centro, como ya ha habido casos, por la pasividad y permisividad que hay frente este tipo de situaciones. Estamos hablando de niños y niñas que han sufrido más que algunos adultos, que incluso ven el suicidio como algo bueno, lo ven como una salida a esa situación. Todo el mundo se lamenta cuando ocurre este desgraciado final, pero ¿habían hecho algo para evitarlo? Es muy bonito ponerse crespones negros o hacer actos y demás parafernalia inútil, pero como dijo Edmund Burke: “para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada.”

Y precisamente ese es el problema. Si no se hace nada, seguirá habiendo casos en los que la victima sea “la culpable de esa situación”. Hay que concienciar no solo a los niños, si no al resto de la sociedad, de que aunque no des la patada o no insultes, si te ríes o simplemente miras hacia otro lado, eres tan culpable como el que abusa de los demás. Puede que no sea del agrado de muchos lo que digo, pero que no lo quieran ver, no significa que no sea así. Quien permite este tipo de actos, tiene también las manos manchadas, porque quien abusa de los demás, seguirá haciéndolo hasta que pase alguna desgracia y vuelta a empezar, crespones, actos, discursos…..

Un consejo que doy a las generaciones más jóvenes es que los gestos más nimios pueden salvar una vida. Una palabra amable, una sonrisa, elegirlo para jugar al futbol en el patio, o simplemente tratarlo como una persona, puede hacer que esa persona pueda seguir adelante. Porque, aunque no lo creamos, los pequeños actos de bondad, marcan una gran diferencia entre salvar o condenar a alguien. Por eso, si en vuestro colegio o instituto, tenéis a alguna víctima de bullying, no seáis verdugos, sed salvadores. También hablad con vuestros profesores, vuestros padres y vuestros amigos de la situación, no dejéis que esa persona se hunda en la desesperación, en vuestras manos está cambiar las cosas e intentar que ese tipo de conductas no se repitan.

En mi caso, no acabó mal, aunque he de reconocer que la “solución fácil”, la solución cobarde de acabar con mi existencia,  estuvo en mi mente durante un tiempo, pero gracias a algunas personas de mi entorno, sigo aquí y pudo contar mi historia y la de muchos como yo que, aún sin estar “completos”, seguimos resistiendo. Gracias a aquellas personas que nos dan fuerza y ánimo día a día, o que en su momento tuvieron una palabra amable y una sonrisa, que en esos momentos es lo mejor que podías recibir, ser tratado como una persona.

Termino con un agradecimiento a Manuel D., Isabel, Analía, Francisco M. y a todas aquellas personas que hicieron de mi lucha una victoria, sin los cuales no podría estar hoy en este mundo y por ser los mejores psicólogos improvisados. Gracias por salvarme.

 

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7 comentarios

Enrique 3 de junio de 2016 - 11:46

Un saludo compañero, tengo una pregunta, cuando te refieres a profesores ¿Incluyes también a maestros? A la hora de abordar un tema tan importante como es el acoso escolar, en primer lugar, tendríamos que hacer unas categorias para ver dónde sucede, primero diferenciar las etapas educativas, primaria o secundaria, no es lo mismo un maestro que en la carrera estudia al menos un par de asignaturas donde se aborda el acoso como educación para la paz, que un profesor, un químico, por ejemplo, que se mete a la docencia. Un fallo del sistema, tenemos la etapa de secundaría y bachillerato impartida por matemáticos, geólogos, filólogos … que no saben nada de didáctica, ni metodología, ni de principios de intervención educativa. En segundo lugar el tipo de centro, público, concertado y privado, en los 3 tipos de centro el acoso escolar ocurre no se puede negar, pero lo importante es como se aborda, en que legislación y medidas se apoya, preparar una oposición complementa y actualiza la formación del maestro a la legislación actual. En mi opinion cuanto más formado esté el maestro, el acoso escolar tendrá menos impacto tanto para los que lo sufren como para los que lo ejercen.

Salud, felicidades por el artículo

Pdt: Intento ser positivo pero los políticos, sus leyes educativas y la poca importancia que le da la gente a la eduación de sus hijos me lo ponen muy muy difícil.

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Rubén 3 de junio de 2016 - 12:45

UN saludo, gracias por tu comentario, claro que hoy en día los maestros, reciben formación específica para tratar este tipo de situaciones, pero una de las cosas que quiero expresar con ciertas partes del artículo, que los que en mi época de estudiante, tanto de primaria como de secundaria, los maestros, achacaban el acoso escolar a “cosas de críos” y que muchas de las víctimas, no recibieron ayuda ni apoyo por parte de las instituciones, en el caso de secundaria, como tu bien has dicho, es que los profesores no tienen formación para tratar con este tipo de situaciones, o directamente les da igual el alumno, hacen sus horas y se van para casa.
Pero con este artículo, antes que catalogar las etapas del abuso o que deberían hacer las instituciones para frenarlo, quiero concienciar a las personas de que en muchos casos, las secuelas van más allá de lo que la gente ve, si no que, como en cualquier tipo de tortura (ya que se debería tratar como tal), pueden afectar incluso a su vida como adulto. Y por otra parte, también que las personas, estén o no, formadas para tratar con estos casos, pueden marcar una gran diferencia para la víctima, como víctima, sé muy bien que un gesto que a la gente le puede parecer pequeño, puede mantenerte vivo.

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Awenyr 3 de junio de 2016 - 13:24

Toda la razón, Rubén. Lo más importante, como dije antes, es tratar a las personas como personas, tanto a los bullies como a los abusados y ser persona uno mismo. Hace tiempo leí una historia (si la encuentro te la pongo) sobre un chaval que, decidido a quitarse la vida, vació su taquilla para que su madre no tuviese que hacerlo después y, tras encontrarse a un compañero que le habló, lo trató bien, le ayudó a llevar la pesada mochila y se convirtió en su mejor amigo, se quitó la idea de la cabeza y le dedicó su discurso de graduación contando esta historia.

La “tontería más grande” puede ser la diferencia entre que creas que no vales nada y el mundo estaría mejor sin tin porque sólo eres un problema o que creas que, al menos una persona, piense que merece la pena pasar aunque sólo sean 5 minutos de su tiempo contigo y que quizás, y sólo quizás, debas aguantar “sólo un poco más” por si las cosas cambian, por si hay algo bueno que puedas extraer…

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Awenyr 3 de junio de 2016 - 14:54

Aquí la historia de la que hablo en mi comentario anterior http://www.cuantarazon.com/756591/pequentildeos-gestos

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Awenyr 3 de junio de 2016 - 13:19

Me gustaría puntualizar que, si bien es cierto que los maestros reciben ese tipo de formación, a ser persona no se aprende en un libro. Cuando ves a un chaval/niño (porque ocurre a todas las edades) cabizbajo por los pasillos, siempre solo o, incluso, ves como en clase lo insultan delante de ti y baja la cabeza y no haces nada, ahí estás mirando a otro lado, estás dejando que ocurra e impulsándolo más si cabe porque “el profe no me dijo nada, no hay nada de malo en lo que hago” o “el profe no les dice nada, deben tener razón” son los dos pensamientos que fomentas en ese momento.

Está genial que se esté estudiando el tema y que cada vez hagan más por pararlo pero, quizás y solo quizás, como bien dice Rubén, la respuesta esté en las personas, en que te traten como y sean personas. Desde mi punto de vista, por ahí es por donde se empieza.

Esto daría para hablar largo y tendido y me quedo muy muy corta con este comentario pero leí el tuyo y sentí la necesidad de aclarar tan sólo ese punto. Sin ánimo de ofender a nadie.

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Enrique 3 de junio de 2016 - 18:36

Yo solo quería puntualizar que en escuela pública en la etapa de primaria, el acoso escolar se sucede con menos frecuencia que otros tipos de enseñanza, y recalco, que es por la preparación de los maestros y que la administración en este caso, al menos en la comundidad de CyL, lo respalda con legislación, metodología y recursos. Por cierto, en la escuela ademas de contenidos conceptuales se aprenden procedimentales y actitudinales que subrrayan el tema del acoso escolar. Aunque con que hubiese solo un caso ya es demasiado.

Pdt: El último caso notorio de acoso escolar en primaria con final trágico fue en un concertado católico de madrid, Nuestra señora de los ángeles.

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Johnb559 19 de noviembre de 2016 - 03:16

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