¿Sabías que entre 1898 y 1910 la heroína se podía comprar sin receta en las farmacias de forma legal? Los laboratorios Bayer la vendían como cura milagrosa e inocua en forma de jarabe para los niños contra el catarro y otras enfermedades respiratorias. Su historia tiene mucho que ver con la del fármaco estrella de la compañía, la aspirina. Aunque ambas fueron creadas casi a la vez, el futuro les deparó una suerte bien distinta.
A finales del siglo XIX, debido al incremento de la tuberculosis y la neumonía, los químicos de los laboratorios Bayer buscaban un fármaco supresor de la tos sin los efectos adictivos de la morfina. De la síntesis se encargó el químico Félix Hoffmann, quien, además de conseguir heroína (diacetilmorfina), obtuvo una variante del ácido salicílico químicamente estable y sin sus efectos secundarios (principalmente vómitos y un intenso sabor amargo). Había nacido el ácido acetil salicílico (AAS), comercializado luego como Aspirina®. Esta ya había sido sintetizada antes, pero con mucha menos pureza y por tanto inútil como fármaco.
Al evaluar ambos productos, el jefe de farmacología quedó tan impresionado por la diacetilmorfina que rechazó el AAS, alegando que no tenía interés y que incluso podía ser tóxico para el corazón. Decidieron centrarse en el primero. Le pusieron de nombre comercial Heroína, derivado de “heroisch” en alemán, debido a sus efectos “heroicos” (efectos beneficiosos y de alivio de la tos) y del sufijo medicinal “-in”.
Lanzada en 1898, en pocos meses la heroína se convirtió en un gran éxito como remedio para todo tipo de afecciones respiratorias, no sólo en adultos, también para los más pequeños.
En España varios periódicos de la época muestran anuncios con “las bondades” del jarabe de heroína: “La tos desaparece con Jarabe de Heroína”, “En la estación lluviosa: Jarabe de Heroína”.
La droga se convirtió también en el bálsamo perfecto para sustituir a la morfina, pues se pensaba que era mucho más eficaz que ésta con la ventaja de que carecía de sus efectos adictivos. Pero fue por poco tiempo. Enseguida aparecieron los primeros problemas y cada vez se hicieron más frecuentes. Se descubrió que la heroína se convierte en gran medida en morfina al ser absorbida en el hígado y que provoca un “enganche” mucho mayor que la morfina.
En 1913, el gigante farmacéutico alemán detuvo la producción de heroína. Mientras, la aspirina, que fue rechazada inicialmente, había demostrado en ensayos clínicos buenos resultados y menos toxicidad que el ácido salicílico. Comercializada en 1899, poco a poco empezó a ganar protagonismo por sus múltiples beneficios: alivio del dolor, antiinflamatorio, reducción de la fiebre,…
Tanto es así que la aspirina, es el medicamento más utilizado de todos los tiempos, y en la actualidad también se recomienda para proteger el corazón de riesgo de infarto… ¡Ironías de la ciencia!