El verano es esa época en que con 40ºC en la calle aprovechamos para, aire acondicionado mediante, ver todas esas series que durante el resto del año nos han recomendado pero no hemos tenido tiempo de verlas.
Pero, ¿sabemos cómo acababan 4 de aquellas series de nuestra infancia? Seguramente no… o quizá sí pero tenían un final tan traumático que preferimos borrarlo de nuestras mentes.
Vamos a verlos:
Dinosaurios
Se nos dibuja una sonrisa en la cara al recordar la mítica frase “¡Chiqui, ya estoy aquí!” de Bob Sinclair al llegar a casa de trabajar. Esta mítica serie de principios de los ’90 de Jim Henson tuvo mucho éxito en sus dos primeras temporadas, pero tanto la tercera como la cuarta fueron desastrosas. Hasta tal punto llegó el fracaso, que en la cuarta temporada dejaron 6 episodios sin emitir, pasando directamente al último.
El final no fue sólo el de la serie, sino el de los dinosaurios. Bob Sinclair provocaba el fin del planeta Tierra en una metáfora de cómo el progreso tecnológico podía acabar con la naturaleza si nos descuidábamos.
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Marco
Imposible no ver el nombre de esta serie y empezar a cantar En un puerto, italiano,… Lo cierto es que entre finales del S.XIX y principios del XX miles de italianos, como la madre de Marco, emigraron a Argentina, Chila y Uruguay en busca de un futuro mejor.
Tras meses de viaje, Marco llegaba a Argentina y encontraba a su madre. Anna estaba empleada en una casa de terratenientes argentinos, gravemente enferma. La idea era que, tras ver por última vez a Marco, muriera. Sin embargo, para evitar un trauma infantil a nivel global, decidieron que mejorase y se volviesen juntos a Génova.
David, el gnomo
Los gnomos vivían sobre la tierra durante cientos de años, pero llegaba un momento en que ellos mismos decidían su final. Como parte esencial de la naturaleza en vida, querían serlo también en la muerte. Así, se convertían en árboles para ser parte del bosque eternamente.
Después de un último gran viaje, David, Lisa y su amigo Grasper, a lomos de su fiel zorro Swift, llegaban a la Montaña Eterna. En la despedida lloraban Swift, Lisa, David, los espectadores y hasta el apuntador. Poco después, los tres gnomos se convertían en árboles.
Campeones: Oliver y Benji
Es un final poco conocido, afortunadamente. De hecho, sólo se emitió una vez, en 1986 en Japón. En él, se descubre que siendo apenas un bebé, Oliver sufre un atropello al ir tras una pelota de fútbol que le hace perder sus piernas. Durante su estancia en el hospital, sueña todo lo que podía haber sido, es decir, toda la serie. Un Resines en toda regla.
En España no llegó a emitirse este final, y sólo vimos el glorioso final en que Oliver Atom y Benji Price ganaban el Mundial.
Siento las infancias destrozadas…