El pasado martes, día 3 de octubre, fui al cine con el desconocimiento de una niña en su primer día de clase. No había visto el tráiler de la película, ni tampoco conocía al director de la misma (ahora ya sí); únicamente sabía que dos de los actores principales eran Penélope Cruz y Javier Bardem, una pareja acostumbrada ya al cine americano que, a veces, de ciento en viento, reaparece por el panorama español. Y cuya reaparición no pasa inadvertida.
Todos lo saben fue la elegida para la apertura del famoso Festival de Cannes; un privilegio que no vivía un film grabado en español desde 2004, cuando La mala educación, una película de Pedro Almodóvar, inauguraba el acto.
Desde entonces, muchos han sido los elogios que ha recibido esta película, que se suma a las promocionadas durante este año por el programa El Hormiguero de Antena 3, donde Penélope Cruz se encargó de contarnos porqué había sido uno de los papeles más complicados de su trayectoria como actriz; al mismo tiempo que confesaba “un placer” trabajar con su marido, a quien tanto admira como profesional.
Cierto es que, el elenco de la película no deja indiferente a nadie; Inma Cuesta, Ricardo Darín, Bárbara Lennie, Eduard Fernández… son algunas de las caras reconocidas de las que podemos disfrutar en esta translúcida historia.
La luz; una boda en el pueblo que reúne a toda la familia. La sombra; un secuestro inesperado que hace que los protagonistas se ahoguen precipitadamente en su propio charco.
Una historia de mentiras, envidia y rencor, colocada estratégicamente en un pequeño y corriente pueblo de Madrid. Una historia que gira en torno a un terrible suceso, capaz de desentrañar la verdad de cada uno de los personajes; no con sus palabras, sino con sus actos.
Asghar Farhadi, el director de la película, natural de Irán y ganador de un Globo de Oro y dos premios Óscar, ha pensado cada una de las escenas y sus diálogos durante cinco largos años, que, de la misma forma, le han servido para conocer un pedacito más de nuestras costumbres y del momento que vivimos actualmente en nuestro país. Un periodo de crisis que no termina de desaparecer; una inestabilidad que acorrala a aquellos incapaces de subsistir con lo que tienen.
Pese a todo; en contraposición a todos los elementos positivos que la rodean; la película no atraviesa grandes altibajos, se mantiene plana. La acción no es precisamente un elemento a destacar de la misma, sino más bien, el sufrimiento y la desesperación de una madre, que desemboca la hilera de sentimientos y acciones que vemos en el resto de personajes; desde la hermana, pasando por la prima, el abuelo, el ex novio…
Un sufrimiento que reabre heridas; que revela al espectador, sin pena ni gloria, lo que todos saben.
Un drama familiar y costumbrista que, muchos críticos recalcan; no está a la altura de otras películas de Asghar, tales como Nader y Simin, una separación o El Viajante, pero de las que yo, por el momento, no puedo hablar.