1- Les gusta la carne
Como lo oyes. Aunque no la coman, a muchos vegetarianos sí les gusta la carne. Que no la incluyan en su dieta no es una cuestión de gusto, sino que tiene otras razones mucho más complejas. Así que cuando estés comiendo un trozo de jamón serrano y pienses: “yo no puedo ser vegetariano porque me gusta demasiado el jamón”, recuerda que a muchos vegetarianos les gusta el jamón tanto como a ti.
2- No comen pescado
Los vegetarianos que comen pescado, simplemente no son vegetarianos. Hoy en día, que tenemos nombre para todo, se les puede conocer como “pescetarianos”, aunque es una palabra inglesa que todavía no tiene gran tirada en el público hispanohablante. Para un vegetariano, no comer pescado es tan importante como no comer carne. Al menos para los más ortodoxos.
3- En realidad se llaman ovo-lacto-vegetarianos
Antiguamente, vegetariano hacía referencia a las personas que no comían ningún tipo de alimento animal o procedente de animales. Para hablar de las personas que como excepción sí comen huevos y lácteos, había que decir ovo-lacto-vegetariano. Sin embargo, la imparable originalidad de nuestra sociedad ha creado muchos términos que, en ocasiones, buscan acortar o hacer más accesibles términos más largos o complejos. Éste es uno de esos casos. Y aunque la RAE ya acepta el vegetarianismo como una dieta que incluye alimentos procedentes de animales, no lleva mucho tiempo siendo así. Hoy en día, para hablar de personas que no comen ningún tipo de producto animal o procedente de animales, se utiliza el anglicismo “vegano”.
4- Lo hacen por salud
La dieta vegetariana ha probado ser más saludable que la dieta omnívora. Hay estudios que señalan incluso que, aunque el cuerpo humano sea capaz de comer carne, su organismo está diseñado para una dieta vegetariana. Además, la dieta vegetariana evita las enfermedades crónicas y las llamadas “enfermedades occidentales”. Los vegetarianos tienen también un menor índice de enfermedades cardiovasculares, de diabetes tipo II, de cáncer de colon y de próstata.
Los mitos sobre la mala salud de los vegetarianos probablemente viene por una mala dieta de éstos cuando se adentran en el mundo del vegetarianismo. Al ser vegetariano, es importante asegurarse de que la dieta es completa, rica en proteínas y en otros nutrientes imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo. La vitamina B12, que solo se encuentra en la carne, es la única vitamina necesaria que los vegetarianos no pueden ingerir de manera natural y que deben consumir en alimentos enriquecidos con ella o bien ingerirla en modo de complemento alimenticio. Su ausencia debilita los huesos.
5- Lo hacen por ética
Todo el mundo sabe el tratamiento que sufren los animales en las “granjas” de donde proceden nuestra carne y, en la mayoría de los casos, los huevos*. Otra cosa es que lo ignoremos, o que al no tener un acceso o una documentación exhaustiva de estos lugares, decidamos mirar para otro lado. El vegetariano simplemente decide que no quiere participar de este crimen tolerado del que, en cierto modo, todos los consumidores son cómplices.
6- Lo hacen por responsabilidad medioambiental
La pesca, por ejemplo, ha destruido numerosos ecosistemas marinos, y continúa haciéndolo. Una pesca que no es selectiva y que, aún siéndolo, está vaciando los océanos de peces y de biodiversidad. Hace poco ha salido un estudio que considera que para 2050, habrá más plástico en el mar que peces.
Pero no es lo único. La industria cárnica es más contaminante que la de los transportes, la del petróleo, la del gas… De hecho, es la más contaminante de todas por un amplio margen. El documental “Cowspiracy”, de un modo quizás demasiado sensacionalista, nos muestra esta realidad y pone en evidencia la hipocresía en la que vivimos. Antes que ahorrar gasto energético con duchas breves, en realidad es mejor que dejes de comer tanta carne.
7- Crean tendencia
¿Te has dado cuenta de la cantidad de oferta vegetariana que hay en la mayoría de restaurantes hoy en día? ¿Estás viendo como este número aumenta? Si bien los bares tradicionales siguen echándole trozos de jamón o de atún a todo, las opciones vegetarianas se están abriendo un hueco en el mercado gastronómico de nuestra sociedad. Y todo ello para apenas un porcentaje del 5% de la población. ¿No es alucinante?
8- El vegetariano es un revolucionario
El vegetariano no lleva un arma en el cinto, ni una pancarta en las manos, pero hace la revolución cada día, en cada comida. Es verdad que a veces son pesados con sus amigos, y les intenta convencer constantemente de lo malvados que son al consumir productos animales. Pero un vegetariano no impone su mentalidad a los demás, solo les informa, su revolución es silenciosa y personal. Además, hay mucha gente que intenta inculcar su creencias a la gente de su alrededor y por el simple hecho de que no tengan que ver con la ética, la dieta, o el modo de vida no deberían estar socialmente más aceptadas.
9- El vegetariano no necesita supervisión
Un vegetariano no necesita que le recuerdes lo que tiene o puede comer y lo que no. Lo que se puede pedir y lo que no. Cómo debería hacer las cosas o cómo de bueno o de malo es algo según la ética vegetariana. Ellos lo saben muy bien, y deben recordarlo al menos 3 veces al día. La novedad es tuya, no de ellos. Además, cada vegetariano tiene su propia ética que es igual de aceptable que la del resto. Por ejemplo, hay vegetarianos que prefieren comer un producto animal si éste va a ser desechado, y por lo tanto desaprovechado. Ellos no lo consumen, ni fomentan su producción, sino que simplemente evitan que la muerte del animal que ha sido sacrificado para producirlo sea en vano. Hay que intentar que nuestra estrechez de miras no juzgue unas decisiones que, muchas veces, han sido cuidadosamente pensadas.
10- Tiene sus raíces en India
De hecho, el 70% de los vegetarianos del mundo son hindúes, y hay más vegetarianos en India que en cualquier otro país. A Europa llegaron a través de los británicos, que fueron los primeros en hacer cambios en su dieta.
*Los huevos tienen un código que identifica el tipo de tratamiento sufrido por la gallina que los ha puesto. Este código va de 0 a 3, y es el primer número que queda impreso en la misma cáscara. Cuanto más alto, peor ha sido el tratamiento recibido. Lo ideal es consumir huevos que tengan impreso un número 0 o un 1.