Es tiempo de romper espejos y contar cenizas,
Desarmar corazones y robar sonrisas.
De llenar el mundo de lágrimas,
sean las que sean. De rimas.
De amar el otoño y su lluvia.
De extrañar el invierno, que nos inunda.
Es tiempo de encontrarnos.
De soltarnos.
De desnudarnos.
Es tiempo de amar.
No como te dice el mundo que lo hagas,
Sino como sientas, que es cuando no fallas.
De explorar emociones, las grises, las que no contamos.
Las que ocultamos.
Las que tememos.
Es tiempo de admirar el tiempo.
De ser tiempo,
que corre y se descorre
y se vuelve a correr.
Es tiempo de ser sin desaparecer
O viceversa.
De llenarnos de besos y rebosar el alma de versos.
De hábitos incorrectos, de esfuerzos buenos.
Es tiempo de rebeldía, de lujuria y
De apetencias con alevosía.
De llamarnos noche o tragedia.
De vivir en dramas y en comedias.
Con máscaras de cera,
Con sentimientos de papel;
con rimas baratas
y sin aquel “érase una vez…”
Es tiempo de aceptar;
que todo se va, que todo se muere.
Por eso es tiempo de decir adiós, a cada minuto, a cada silencio.
A cada secreto.
Seamos de arena y consumámonos en cualquier reloj.
Llenemos desiertos con dunas de experiencias.
Seamos tormentas que se confunden de estación.
Llenemos el cielo de rayos y centellas.
Es tiempo de ser el deseo 516 de la misma persona,
o de varias…
Es tiempo de besar lo incorrecto, lo bonito, lo feo.
De nuestra prisión interior, al reo.
Es tiempo de vivir en amaneceres mudos,
O en atardeceres cómplices.
Es tiempo de tenernos y sostenernos…
Es tiempo de encontrarnos y desperdigarnos.
Seamos adultos que recuerdan que fueron niños.
Despeguémonos de la sociedad, de sus mimos.
Seamos libres.
Volemos, como las manecillas de la vida.
Vivamos, como el segundero.
Dejémonos de cuartos y vayamos al punto.
Seamos tiempo, que es tiempo de aprovecharlo
que por desgracia, no es eterno.