Después de ver como Calígula se autoproclamó dios y Leopoldo II de Bélgica se convirtió en uno de los primeros genocidas de la historia contemporánea, hoy traemos una nueva selección de aquellos líderes que pasaron a la historia por su estrecha visión de la política.
Ditlev Gothard Monrad
Fue un obispo danés, enfermizo y desquiciado que en los años cuarenta del siglo XIX dio el salto a la política convirtiéndose en uno de los principales impulsores del nacionalismo danés. En 1863, una época marcada por el crecimiento abigarrado de Prusia, Monrad fue nombrado Primer Ministro de danés, dirigiendo una campaña basada en un ultranacionalismo teológico contra los pueblos germánicos del sur de Dinamarca. Bajo su condición eclesiástica, pensaba que Dinamarca era la nación elegida por dios.
Monrad, junto con el monarca de Dinamarca Christian IX, lideró una maniobra venida a apropiarse de los territorios de Schleswig-Holstein, pertenecientes a la confederación germánica. La Prusia de Bismarck, instó al gobierno de Monrad a devolver los territorios bajo amenaza de ir a la guerra. Fue entonces cuando el primer ministro, con un discurso ultra nacionalista, apelando al respaldo que dios daba a la nación de Dinamarca, declaró la guerra a la confederación germánica.
La guerra de los Ducados, que terminó en 1864, fue uno de los conflictos bélicos más violentos del Siglo XIX. Cabe decir, que el discurso ultranacionalista de Monrad no sirvió de nada contra un ejército germánico que doblaba en número al danés. La derrota de Dinamarca y la pérdida definitiva de los ducados de Schleswig-Holstein llevó a Monrad a presentar su dimisión y marchar del país. Cuando la guerra estaba más que perdida, para justificar su vehemencia anti germánica y su nacionalismo teológico, Monrad mandó a su primogénito al frente de guerra, lo que muestra su cerrazón y su fe ciega en una victoria imposible.
Richard Nixon
Fue el trigésimo séptimo presidente de los Estados Unidos de América. Elegido en 1969, el presidente republicano, creador del discurso de las mayorías silenciosas, tuvo que hacer frente a una situación de crisis estatal, en la que la guerra de Vietnam lastraba la reputación de los políticos norteamericanos.
Aunque Nixon fue quién concluyó la intervención estadounidense en Vietnam en 1973, el presidente californiano tuvo una nefasta actuación en política económica. La inflación se disparó tras su ascenso al poder y sus políticas, lejos de ofrecer soluciones, empeoraron la situación y propiciaron un desabastecimiento de productos de primera necesidad. Además, el Nixon Shock, fue una de las medidas más cuestionadas en materia económica, puesto que convirtió el dólar en una moneda fiduciaria que no estaba respaldada por metales preciosos ni las famosas reservas de oro que estaban menguando notablemente.
Sus políticas, que pueden ser cuestionables o no, dependiendo del criterio del lector, no son la causa de que Nixon pasase al olimpo de los políticos ineptos. En 1972, poco después de ser reelegido como presidente de EEUU, Nixon se vio envuelto en uno de los escándalos políticos más grandes de toda la historia del país norteamericano. Dirigentes de partido republicano habrían ordenado establecer un sistema de escuchas y espionaje en la sede del partido demócrata, situado en el edificio Watergate (edificio que da nombre a la trama corrupta).
Aunque Nixon logró esquivar la justicia, sus principales hombres de confianza fueron cayendo en manos de la ley quedando su reputación muy degradada. En 1974, finalmente, el jurado dictamino sentencia y consideró al presidente culpable por obstrucción a la justicia en la investigación del caso Watergate. Ante el escándalo, Nixon tuvo que dimitir de inmediato convirtiéndose en el primer y único presidente en renunciar al cargo de toda la historia de Estados Unidos.
Mariano Rajoy Brey
La historia del tiempo presente también debe ser objeto de atención y es por ello, que hoy tenemos un líder tan inepto como muchos. Sin ser todavía conscientes de quién nos gobierna Mariano, como le llama todo España – ridículo presidente que no se le llama por su apellido -, saldrá en los libros de historia algún día, si la parcialidad que el tiempo otorga a los historiadores lo permite. No habrá párrafos largos que definan su mandato, tampoco descripciones exhaustas que relaten su vida, solamente una larga lista de sus nefastas políticas corruptas podrá definir su ineptitud histórica.
Mariano, ha enviado mensajes a corruptos – Luis, se fuerte -, ha destruido a martillazos los discos duros de los ordenadores que en la sede de su partido guardaban pruebas delatoras de una contabilidad B. El presidente gallego ha cerrado hospitales, colegios y menguado el funcionariado español. Ha impulsado una ley que restringe la libertad de manifestación, recordando los tiempos de Franco – Ya hay detenidos por vestir camisetas “ofensivas”- y ha depuesto a varios ministros por temas de corrupción (Ana Mato y Jose Manuel Soria).
Su gobierno y él han formulado y aprobado una amnistía fiscal para que todos sus amigos evasores regresen el dinero de suiza a España a coste cero. Mariano, con esa cara de pánfilo, y que conste que no quiero faltarle, solo le defino desde mis ojos, ya ocupa un lugar en los libros de historia deshonesta. Su nombre, junto a los ya vistos en este artículo y otros muchos que no cabrían en las hojas de Word de Windows, representa ya parte de lo peor de nuestra historia humana.
Perdón por la vehemencia. Seguiremos soportando.