Durante las elecciones autonómicas andaluzas del pasado 2 de diciembre, el partido de ultraderecha VOX obtuvo la escalofriante cifra de 12 escaños, lo que supone el 10,97% de los votos totales. La situación política actual de este partido contrasta fuertemente con sus resultados durante las elecciones generales de 2015, en las que apenas rozó el 0,23% de los votos por debajo de, por ejemplo, el partido animalista PACMA. Esta escalada desde la posición 15º hasta el Parlamento de Andalucía no ha dejado a nadie indiferente.
Pero ¿qué tiene VOX que ver con la ultraderecha? ¿Qué es lo que supone en este partido un riesgo para la democracia? Estas cuestiones y otras muchas pueden responderse leyendo con detalle su programa electoral. Por este motivo, vamos a exponer los puntos más controvertidos que plantea el partido de Abascal.
Respecto a lo que el partido considera la unidad de España, su programa recoge, entre otras medidas, la “suspensión de la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo”, “dotar de la máxima protección jurídica a los símbolos de la nación, especialmente la Bandera, el Himno y la Corona”, la “supresión de las policías autonómicas”, “transformar el Estado autonómico en un Estado de Derecho unitario […] Un solo gobierno y un solo parlamento para toda España”, la “intensidad y determinación en las acciones diplomáticas para la devolución de Gibraltar” o la “derogación inmediata de la Ley de Memoria Histórica”. Estas propuestas, que justifican las acciones “sin paliativos” contra los catalanes o que pretenden distorsionar la realidad española del último siglo, se relacionan estrechamente con la ideología de la ultraderecha y, por qué no decirlo, con la de esa España que era Una, Grande y Libre.
En las cuestiones relativas a las personas migrantes, el partido de Abascal propone la “deportación de los inmigrantes ilegales a sus países de origen” y lo que define como “acabar con el efecto llamada”, según lo cual “cualquier inmigrante que haya entrado ilegalmente en España estará incapacitado, de por vida, a legalizar su situación y por lo tanto a recibir cualquier tipo de ayuda de la administración”. Es decir: eres “ilegal” y jamás dejarás de serlo. Teniendo en cuenta que la ultraderecha no comprende que no existen las personas ilegales, VOX llama a la “revisión de los tipos penales (y endurecimiento de sus penas) para combatir a las mafias de la inmigración ilegal, así como para quienes colaboren con ellas, ya sean ONGs, empresas o particulares”, lo que se traduce en ilegalizar las asociaciones que salvan vidas en las costas españolas en nombre de los Derechos Humanos. Entre otras propuestas abiertamente racistas, el partido plantea que, respecto a la llegada de personas migrantes, “se establecerán cuotas de origen privilegiando a las nacionalidades que comparten idioma e importantes lazos de amistad y cultura con España”, mientras que, en relación a las listas electorales, expone la “supresión de las cuotas (por sexo o por cualquier otra causa)”. VOX, ¿cuotas solo cuando os permitan ser explícitamente racistas, misóginos y/o capacitistas?
Aludiendo a la defensa y la seguridad del país, Abascal propone “levantar un muro infranqueable en Ceuta y Melilla”. Esta medida al estilo de Trump se conjuga a la perfección con la propuesta de “publicación de datos sobre nacionalidad y origen en estadísticas de delitos” que también plantea el líder de VOX en un intento de, una vez más, relacionar criminalidad y país de origen. Y, sí, esto es muy racista.
En temas sanitarios, VOX demanda “suprimir en la sanidad pública las intervenciones quirúrgicas ajenas a la salud (cambio de género, aborto…)”. ¿Desde cuándo el derecho a la vida de las personas trans es una cuestión ajena a la salud? ¿En qué momento el acceso al aborto de manera libre y gratuita ha dejado de salvar miles de vidas? Dado que el argumentario ultraderechista, aparte de misógino y tránsfobo, también es racista, no podía faltar la “eliminación del acceso gratuito a la sanidad para inmigrantes ilegales y copago para todos los residentes legales que no tengan un mínimo de 10 años de permanencia en nuestro suelo”. Si eres migrante, mujer y/o persona trans, la sanidad no es para ti.
Finalmente, entre otras propuestas discriminatorias, el partido propone la “derogación de la ley de violencia de género y de toda norma que discrimine a un sexo de otro” para “promulgar una ley de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños”, obviando que la violencia machista es un problema estructural que también se produce fuera del entorno familiar y que afecta exclusivamente a las mujeres. En esta misma línea demanda la “supresión de organismos feministas radicales subvencionados y persecución efectiva de denuncias falsas”. Sí, esas denuncias que, según datos de la Fiscalía, no llegan ni al 1% del total. Esas.
Teniendo en cuenta lo recogido en el programa electoral de VOX, ¿a qué se debe el aumento del interés por lo que claramente representa a la ultraderecha? ¿Hay algún culpable?
Quizá los medios de comunicación, maquillando los discursos discriminatorios y dando más importancia política al partido de la que realmente tiene, hayan contribuido a la difusión de su ideario, sin embargo, quien decide otorgar su voto a la ultraderecha es porque, de alguna manera, ya pertenece a ella. Lo que sí es posible determinar sin margen de error es quiénes no son, en absoluto, los culpables de esta situación. Las feministas, las personas racializadas y/o migrantes, el colectivo LGTB o las personas discapacitadas que luchan por que se respeten sus derechos fundamentales han sido acusadas por parte de la izquierda de provocar la escisión del colectivo obrero y empujar al hombre blanco cis heterosexual a votar a la ultraderecha como forma de “protección”. No os dejéis engañar: luchar por el cumplimiento de los Derechos Humanos desde colectivos vulnerables no fuerza a nadie a apostar por la derecha, sino que desenmascara a quienes siempre han pertenecido a ella.