2016. Febrero. La lucha por los derechos civiles desembarca en Italia, último bastión de Europa occidental que todavía se resiste a otorgar los mismos derechos a parejas heterosexuales y homosexuales. Los obstáculos han sido inmensos, pero pronto una votación en el Parlamento decidirá finalmente si Italia es capaz de mantenerse al nivel europeo de exigencias en lo que a derechos humanos se refiere.
El momento no podría ser más propicio. Irlanda, otro país europeo con una fuerte presencia católica, acaba de aprobar por referéndum una ley sobre el matrimonio igualitario. Renzi incluyó en sus promesas electorales la aprobación de una ley sobre el matrimonio igualitario semejante a la de otros países europeos. Además, Italia ha sido alentada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos a regular la situación de las parejas homosexuales, que ahora no tienen un marco legal en el que apoyarse. A pesar de ello, el Primer Ministro italiano no consigue siquiera recabar un número de apoyos holgado dentro de su partido, a lo que hay que sumar la fuerte oposición de partidos de derecha o de extrema derecha, que cada vez se hacen oír más en un país todavía fuertemente influenciado por la Iglesia Católica y sus principios.
A nivel de movimiento social, Italia ha mostrado encontrarse completamente dividida entre los partidarios y los impugnadores del reconocimiento institucional del amor homosexual. Los primeros en salir a la calle fueron los partidarios, que con una fuerte presencia en las redes sociales y buenos eslóganes (“Despierta Italia”, “Es hora de ser civiles”) consiguieron llenar las principales plazas de más de 80 ciudades italianas. Entre sus reivindicaciones están el derecho de parejas del mismo sexo a adoptar los hijos o hijas de la pareja, el derecho a participar de las decisiones médicas que incumban a su pareja y a ciertos aspectos de las pensiones en los casos que apliquen. Estos son, grosso modo, los puntos que se quieren incluir en la ley.
A su vez, los oponentes se movilizaron en Roma una semana después bajo el lema “Family Day”, alegando que esta ley ataca el concepto tradicional de familia y causará un cambio grave en los valores de la sociedad italiana. Además defienden que no se puede condenar a los niños a vivir en una familia que no tenga un padre y una madre, porque tienen derecho a tener los dos. Su voz no deja de ser fuerte en Italia, y por ello, por ejemplo, se ha evitado incluir el término matrimonio en el texto.
La lucha ha llegado al campo de las celebridades. Laura Pausini, una conocida partidaria de los derechos LGTBQ, ya ha defendido varias veces que le parece totalmente injusto que las parejas del mismo sexo tengan que vivir como ciudadanos de segunda clase, sin los mismos derechos que las parejas heterosexuales. Ella misma no está casada, y dice que no se casará hasta que se resuelva esta injusticia. Otra cantante, Fiorella Mannoia, está siendo muy activa en las redes sociales estos últimos días en su defensa por las uniones civiles para todos.
Pero también hay opositores. Aunque la mayoría de las figuras mediáticas que se oponen a esta ley son políticos conservadores, también ha destacado la figura del Presidente de Barilla, que ya ha realizado varios comentarios homófobos y ha asegurado más de una vez que, si a los gays no les gustan sus declaraciones, deberían comprar otra marca de pasta. El Consejo Regional de Lombardía además iluminó su rascacielos de Milán con un mensaje claro: “Family Day”, alentando a la ciudadanía a acudir a la manifestación en Roma.
A caballo entre los dos se encuentra el Papa, que si bien no se ha mostrado muy abierto a este cambio en la manera de establecer uniones a nivel civil, tampoco ha hecho ninguna declaración abierta en contra de que se produzcan. Parece ser que el Papa está tomando una posición neutral en un asunto de Estado italiano, contrarrestando la tradicional intromisión del Clero en el Gobierno de Italia.
Pronto se realizará la votación sobre la ley en el Parlamento y tendremos una decisión. Por ahora solo sabemos que los conservadores han presentado unas 6.000 enmiendas a la ley en un intento ya común en Italia de torpedear o retrasar una ley que no gusta. Además, Renzi permitirá que la votación sea secreta, con lo que no sabremos qué parlamentarios han votado a favor, y cuáles en contra. Esta argucia del Primer Ministro ha sido fuertemente atacada por los grupos partidarios de la aprobación de la ley, que quieren que los que votan en contra de la ley “den la cara”, ya que se espera que algunos miembros de los partidos de izquierda tomen esta posición. La votación secreta se aplicará a esta votación porque, aunque las uniones civiles sí que cuentan con un fuerte apoyo social, la adopción de los hijos de la pareja no tiene tanto apoyo, y es probable que no se consiga aprobar.
2016.0 Febrero. Europa. Italia. Este mes se empiezan a votar los diferentes puntos de la ley. Veremos hasta qué punto Italia se encuentra preparada para abrazar la moral europea del s. XXI, y qué repercusión tendrá ello en su sociedad y su cultura.