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El 7 de marzo se estrenaba el documental “What the health”, el cual pone entre interrogaciones los hábitos alimenticios de la población occidental. Ha sido ahora, en pleno verano, cuando en España ha tenido su boom gracias a Netflix (como ya ha pasado en otras ocasiones) y todo el mundo habla de ello; no solo el público en general sino también profesionales del sector: sanitarios y nutricionistas. Y no es para menos.
Vayan por delante dos cosas antes de empezar la crítica. La primera: es una opinión y reflexión personal bajo una visión que dista mucho de ser profesional.No soy ni médico ni nutricionista. Soy autodidacta y curiosa. Ahí acaba mi formación. La segunda cosa a tener en cuenta para que podáis entender posibles conflictos de interés que, aún así, he intentado evitar: no consumo animales en mi dieta.
Que el documental sea creación de los mismos que filmaron “Cowspiracy” nos pone sobre aviso de lo que nos vamos a encontrar. El argumento que se utiliza parte de las declaraciones de la OMS en octubre de 2015 en las que se consideraba a las carnes procesadas tales como salchichas o fiambre dentro del grupo 1 de elementos carcinógenos. Hablar de estas carnes procesadas les sirve como trampolín para analizar los productos animales tradicionalmente presentes en la gran mayoría de dietas occidentales. El fin último (que queda claro desde el primer minuto del documental) es hacer ver al espectador que existe una alternativa a esa dieta que ellos describen como maligna a todos los niveles: el veganismo. Hasta aquí todo bien.
Si estas líneas han conseguido despertar vuestra curiosidad para echarle un vistazo, estad advertidos y preparaos para una hora y media (sobre todo los primeros 40 minutos) de sensacionalismo y alarma social, aliñado todo con un poco de ánimo de desinformar a la población, que nunca está de más. Siento estropear la sorpresa.
Como en todo en esta vida, creer lo primero que te cuentan, por bonito que te lo pongan y por mucho que te lo quieras creer, sin contrastar y sin mirar con ojo crítico no hace otra cosa más que ir en nuestra contra. Y aquí estamos hablando de algo que es primordial y en lo que aún es necesaria mucha educación: nuestra salud. A continuación, un análisis de ideas que los creadores sueltan durante el documental como si de bombas se tratasen y que creo que merecen al menos una reconsideración.
CARNES Y CÁNCER
- 50 gramos de carne procesada consumida a diario aumentan el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%. Asusta, ¿eh? En ningún momento es mi intención defender el consumo de carne procesada habiendo tantos alimentos mil veces más nutritivos y saludables, pero hacer esta clase de afirmaciones, con el papel que juega el cáncer en nuestra sociedad me parece cuanto menos peligroso y de muy mal gusto. La afirmación que se hace en el documental alude al riesgo RELATIVO de padecer cáncer comparando dos poblaciones que sigan hábitos distintos, no al riesgo absoluto. Este patrón de contar la información a medias y ser alarmistas se repite durante todo el documental, de aquí la necesidad de poner nuestros cerebros en modo crítico y pasar un filtro antes de creerlo todo a pies juntillas. Mejor que yo lo explica esta investigación sobre tipos de riesgo de cáncer, probada con estudios, a diferencia de las afirmaciones que valientemente se realizan en el documental y en ningún momento justifican.
- Los estudios y el posterior informe de la OMS sitúan a las ya mencionadas carnes procesadas en el grupo 1 de carcinógenos, al mismo nivel y equiparándose al tabaco o al plutonio. Esto es verdad y no hay nada de discutible, pero las imágenes que acompañan a esta información (niños desayunando cigarrillos) lo único que pretende es exagerar y crear miedo al espectador. Hay mil maneras de explicar las cosas de forma racional y objetiva pero han elegido la más carroñera para hacer llegar el mensaje.
PRODUCTOS DE ORIGEN ANIMAL Y DIABETES
- De alguna manera todos los problemas de salud (y especialmente la diabetes) los achacan al consumo de productos de origen animal y en concreto al consumo de grasas saturadas, quitando importancia a la actividad física, al estilo de vida como cómputo global y el azúcar excesivo en la dieta. Se centran en dar el mensaje de que no son los carbohidratos los que causan la diabetes (cuando sí que tienen una incidencia probada), sino que la única culpable es la grasa que se encuentra en los productos animales. De acuerdo con la American Diabetes Association (fuente que ellos citan como respaldo para sus afirmaciones en numerosas ocasiones) se relaciona el consumo de azúcar y carbohidratos refinados con el padecimiento de la diabetes, mientras que en el documental se limitan a a firmar rotundamente que el único causante son las grasas. No lo hacen porque hayan descubierto algo que hasta ahora la sanidad no sabía, lo hacen para demonizar a toda costa los productos de origen animal. Además, para que quede claro y que al espectador no le quepa duda, lo ilustran con una animación que muestra cómo la grasa va creando la temida resistencia a la insulina. Pecan de simplismo al explicarlo pero no les importa porque su objetivo queda conseguido, y quien ve el documental y no tiene muy claro como funciona lo de la diabetes, convencido. Y la culpa no es de quien no sabe, sino de quien puede enseñar y no lo hace.
“SI COMES GRASA, ENGORDAS”
- El documental está plagado de afirmaciones peligrosas tales como “if you eat fat, it goes to your fat” la cual relaciona directamente la ingesta de grasas con el aumento de grasa a nivel de composición corporal. Esto, más que cierto, es simplista hasta el extremo. Comer grasas, como elemento aislado, no hace engordar a nadie. Están obviando un montón de factores, que en la mayoría de casos tienen incluso más incidencia que las calorías que se ingieren en forma de lípidos. La grasa no se convierte automáticamente en grasa, es algo que la ciencia de la nutrición superó hace mucho. De hecho, su afirmación de que la grasa se convierte en grasa directamente admite ciertas dudas, y con razón, cuando para la pérdida de grasa se han demostrado efectivas las dietas con altas cantidades de este macronutriente.
“CALCIO, LECHE Y MUCHOS MUCHOS MITOS”
- En su cruzada contra los productos animales, en el documental se derriba la tradicional asociación entre leche-calcio (aunque me da la sensación de que lo hubieran hecho igual, con la misma contundencia de no ser cierto solo por ser la leche de origen animal). En este caso, y aunque no ponen demasiado empeño en demostrarlo con evidencias, sí hacen una afirmación cierta. De hecho, esta demostrado que las poblaciones con mayor consumo de productos lácteos, paradójicamente, son las que presentan mayores tasas de osteoporosis. Si ante esta revelación estás preocupado por tu consumo de calcio y por las apocalípticas consecuencias que pueda tener que tu yogur de media mañana no proteja tus huesos como tu pensabas: tranquilo. Probablemente estés consumiendo todo lo que necesitas por vía de otros alimentos como alubias, almendras, avellanas, sésamo… Además, la herramienta más efectiva para fortalecer tus huesos no está ligada ningún alimento, sino al ejercicio (especialmente el de fuerza).
- Después de decir toda clase de lindezas sobre la leche (colesterol, grasas, haciendo hincapié en lo perjudiciales que parecen ser su proteínas), se les ocurre compararla con la leche materna humana, por ser más baja en proteína y defendiéndola como la única que el ser humano necesita. A esta información se les olvida mencionar que la leche materna es rica en colesterol y la mitad de su composición son grasas saturadas.
- Hacen afirmaciones sin aportar estudios o evidencias sólidas, como cuando sueltan la bomba de que el queso es pus de vaca coagulado y se quedan tan a gusto. No voy a entrar en beneficios o riesgos del consumo de lácteos (da para otro artículo), pero hacer afirmaciones así es dar la información parcial y al servicio de la propaganda.
EL HUEVO, O EL ALIMENTO DEL DEMONIO
- “Comer un huevo al día puede ser tan malo como fumar 5 cigarrillos al día cigarrillos para la esperanza de vida”. Sueltan eso y se quedan tan anchos. Tampoco da lugar a que te preguntes por qué. Así como sueltan la afirmación, te ponen una imagen para que visualices el riesgo, por si no te hubiesen metido suficiente miedo ya, y pasan a otro tema. No dan motivos, solo lo afirman y esperan a que tú, espectador, te lo creas. Seguidamente, empiezan a hablar sobre la joya de la corona en cuanto a huevos se refiere: el colesterol. El huevo, alimento diabólico por excelencia, demonizado siempre por su contenido en colesterol. No importa cuanto avance la ciencia y cuanto se demuestre lo equivocado de estas asunciones, seguirá siendo un argumento usado por sus detractores contra un alimento que, consideraciones éticas a parte, solo tiene que ofrecernos una calidad y densidad nutricional sin comparación.
PROTEÍNA Y VEGANOS
- Otra cosa que hacen bien es señalar (y digo señalar porque no ponen evidencia alguna) que se pueden llegar a los requerimientos necesarios de proteína con una dieta basada en plantas. Cuando hablan de la cantidad recomendada (unos 50g/día para un hombre adulto de unos 80 kg de peso) a mí se me queda corta. Y más si haces deporte con cierta frecuencia. La proteína no te va a dejar sin hígado, para eso necesitarías cantidades realmente astronómicas; es un macronutriente absolutamente necesario en tu cuerpo que se encarga de, entre otras muchas cosas, la recuperación muscular, la reconstrucción de tejidos en caso de daño y la contribución al mantenimiento de una buena calidad de vida en edades avanzadas.
EL VEGANISMO COMO EL SANTO GRIAL DE LA SALUD
- Se trata la dieta vegana como un milagro para al salud cuando no tiene por qué ser así. Se muestran cambios en personas enfermas que antes seguían una dieta omnívora basada en procesados y que ahora consumen una dieta vegana. A cualquiera le emociona ver a pacientes enfermos mágicamente rebosantes de salud y vitalidad. Pero, ¿de verdad la dieta vegana es la única responsable?, ¿no tendrán también algo que ver el ejercicio físico, el no consumir procesados, el mayor descanso o evitar el estrés? Lo cierto es que un vegano, por muy vegano que sea si come a base de procesados, azúcares y refinados no va a estar más sano que una persona que basa su alimentación en verduras, pescado, carne y huevos. Es así. Puedes atajar el veganismo desde la ética, la ecología o los derechos humanos, pero no por la salud, porque una dieta, por llevar la etiqueta de vegetariana/vegana no es necesariamente más saludable.
- Para no traicionar a su estilo, se les ocurre decir que la sangre de personas veganas llegan a eliminar las células cancerosas puestas en una placa. ¿Qué? Una vez más, por supuesto, sin pruebas, sin evidencias, sin un respaldo científico y dando un mensaje equivocado. Ahora, el espectador que ha atendido a todos los datos que se dan en el documental decide llevar una dieta vegana para cuidar su salud. Comienza a alimentarse de salchichas procesadas de tofu, queso vegano con un listado de 30 ingredientes o cualquier otro de los muchos procesados que las marcas han incorporado a las estanterías de los supermecados. ¿Qué hacemos con esta persona cuando unos meses después siga presentando problemas de salud? ¿Cómo explicamos que su vecino, que basa su alimentación en vegatales, legumbres, carne y huevos presenta una mejor salud que él, que ha eliminado todos los productos animales de su dieta? La dieta, aunque es un factor importante, no es el determinante absoluto de la salud de un individuo. El documental no trata la salud algo global y los problemas no se achacan al marco de la dieta sino al consumo específico de productos animales. Para hacer una valoración más fiel a la realidad, habría que mirar el cómputo global del estilo de vida, cosa que en el documental obvian por completo.
- Como en cualquier patrón alimentario (ya seas omnívoro, vegetariano o vegano) se puede seguir un enfoque saludable o no y eso depende únicamente de los alimentos y la calidad de los mismos que elijas en la dieta, no de la etiqueta que lleve dicha dieta. Existen poblaciones que se alimentan como cazadores-recolectores que tienen unas tasas de enfermedad realmente bajas. Para ellos, la diabetes o los ataques al corazón son conceptos más bien difusos porque la incidencia es anecdótica y, al contrario de lo que se pueda pensar, están muy lejos de llevar una dieta vegana. Por ejemplo, los inuit, basan su alimentación en carnes grasas (focas, morsas y aves), alguna que otra raíz, sin apenas consumo de vegetales debido a las difíciles condiciones climatológicas del Ártico y tienen unos marcadores de salud casi utópicos para la sociedad occidental actual.
- Sí es cierto que, en general, las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana tienen menos incidencia de algunas enfermedades como cáncer, diabetes o enfermedad cardiovascular pero, como en gran parte de los casos cuando hablamos de nutrición, correlación no implica causalidad. Esto quiere decir que los vegetarianos no están inmunizados por su alimentación, no por comer sin animales tienen una mejor salud (causalidad), sino que tener una mejor salud y seguir este tipo de dietas son elementos correlacionados con otros factores: los vegetarianos, por lo general, suelen pasar más tiempo al aire libre, tomar más el sol, llevar una vida más activa, y tienen a tener mejor hábitos (fuman menos, consumen menos alcohol…) y por eso tienden a gozar de una mejor salud, no por su dieta exclusivamente.
SEGUNDA PARTE DEL DOCUMENTAL: INTENTAN PONERSE SERIOS (Y MÁS SENSACIONALISTAS)
- En la segunda parte del documental tratan de abordar el veganismo por la vía de la salud pública, el impacto medioambiental y la ética. Antibioticos, antifúngicos, antimicrobianos, metales pesados como mercurio y otros contaminantes que ingerimos a través de carnes y pescados. La poca transparencia de la industria alimentaria en cuanto a consecuencias para la salud individual y pública. Los problemas medioambientales que acarrea la ganadería. Las deplorables condiciones en las que los animales son criados y sacrificados. El consumo de transgénicos por parte del ganado. Estos son algunos de los argumentos que sí que están científicamente probados y más que evidenciados. Aquí podrían haber aprovechado para hacer una argumentación sólida y con credibilidad, pero una vez más incurren en la exageración y el sensacionalismo.
- Algo en lo que me parece que aciertan de pleno, una vez más en contenido pero no en las formas, es en el retrato de la sociedad occidental como potencialmente enferma (sedentarismo, alimentación a base de ultraprocesados) así como una sanidad enfocada a curar (en su mayoría con fármacos) pero no a prevenir o intervenir por medio del estilo de vida. También en el análisis de patrocinios que hacen entre los organismos que regulan las recomendaciones dietéticas y grandes empresas de la industria alimentaria (¿Cómo pueden estar la Coca-Cola, la bollería industrial u otros ultraprocesados incluídos en la pirámide alimentaria? Muy fácil: busca quién financia a la organización que recomienda ese patrón alimenticio.)
Desde mi punto de vista el resultado del documental es un buen análisis del contexto con un enfoque mal encaminado, poco veraz y que sirve más de propaganda que de información. La conclusión con la que uno se queda al acabar es que el documental no versa en absoluto sobre salud a pesar de su título y no tiene ánimo informativo, sino comercial: busca vender el veganismo a toda costa usando la alarma y el miedo como principales herramientas.
Hay muchos motivos para defender y recomendar un mayor consumo de vegetales y una disminución de los productos animales. Motivos realmente respaldados por estudios con contundente evidencia científica, sin meter miedo a la población y sin intentar convencer a toda costa. Pero como siempre, aleccionar sale más barato (en tiempo, dinero y esfuerzo) que educar.
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