Hace unos días, Barack Obama bajaba del Air Force One segundos después de que este se posara sobre la isla de Cuba. Tengo la sensación de que la dimensión histórica de este hecho nos nubló a todos la vista y no vimos la traición que Obama hacía con este “formato de visita” a la Historia de su partido, de su país y del mundo occidental.
Evidentemente entiendo, y no seré yo quien lo critique, que tanto Obama como Castro lleguen a acuerdos por el bien de sus economías. El mundo no es perfecto, pero mientras intentamos que esté más cerca de serlo, la economía es lo que lleva el pan a las casas. Por eso no ha sido la primera ni será la última vez que veamos a un líder democrático reunirse con un dictador con sonrisas de por medio.
Pero como digo eso no me molestó, en cambio sí lo hizo el carácter de histórico en lo político que se le quiso dar a la visita y a los gestos de Obama. Una visita que los medios y mucha de la sociedad comparó con la de Kennedy a Berlín. Ahí me llevé las manos a la cabeza. Este es un fragmento del discurso de Kennedy en su visita a Berlin en 1963, con el muro ya en pie: “Hace dos mil años, la frase más orgullosa del mundo era “civis romanus sum”. Hoy, en el mundo de la libertad, la frase más orgullosa es “Ich bin ein Berliner”.
Hay mucha gente en el mundo que realmente no comprende, o dice que no comprende, cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo Comunista. Dejad que vengan a Berlín.
Hay algunos que dicen que el Comunismo es el movimiento del futuro. Dejad que vengan a Berlín. Y hay algunos pocos que dicen que es verdad que el Comunismo es un sistema maligno pero que permite nuestro progreso económico. Dejad que vengan a Berlín.
Todos los hombres libres, donde quiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombre libre, yo con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”
Kennedy, claro como era, reconocía en el mismo discurso la importancia de la libertad “pese a las dificultades y necesidad de avances” que esta tenía en su lado del muro. Esta sí fue una visita histórica porque el presidente de los Estados Unidos, y por tanto “líder del mundo libre”, fue con muchos motivos a Berlín, pero el principal era defender la importancia de la libertad a tan solo unos metros del Muro.
Por eso, cuando en estos últimos meses he visto como titulaban de históricas y claves las visitas a Cuba tanto del Papa Francisco como de Barack Obama, ambos entre risas con el pequeño de los dictadores Castro, llenando de aire los maltrechos pulmones de un sistema que mantiene anclada a Cuba en el siglo pasado, no he podido dejar de sentir vergüenza por el insulto que tanto el Papa como el Presidente de los Estados Unidos han hecho a ellos mismos y a lo que sus instituciones representan.
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(Salamanca, 1991) es Politólogo y Máster en Estudios de la Unión Europea por la Universidad de Salamanca. Actualmente es Concejal en el Ayuntamiento de Hervás (Cáceres).[/author_info] [/author]